viernes, 10 de junio de 2016

Llamados y Amados…

Llamados y Amados…

Romanos 8, 28. ¿Porque llamados y amados?
Y sabemos que Dios ordena todas las cosas para bien de los que le aman, de los que han sido elegidos según sus designios… (Rom 8, 28).
Sabemos que Dios nos amó primero (1Juan 4, 19) y por esa razón desde los tiempos de los profetas nos viene preparando la eterna salvación que se cumple en plena gloria a través de la llegada del Ungido, Cristo el Señor.  Él nos ha rescatado a precio de su sangre derramada en la Cruz precisamente porque nos ama con amor infinito.A la gente común y con “común” me refiero a los no creyentes y los que sin negar una fe sencillamente no la viven; bien estas personas muchas veces viven creyendo en una errada idea de “causa efecto”. O sea, si te pasa algo malo es porque actuaste mal y el universo conspira para hacerte pagar una deuda por tus acciones, pero… entonces porque a los que actúan bien y son altruistas y muy “buenos” el universo conspira y beneficia con riqueza. Yo supongo que esta ley del universo solo funciona para los que ya tienen una cierta riqueza…
Pues bien para los que somos cristianos esperanzados solo en la  victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte creemos que si actuamos mal o bien no recibiéremos recompensa en la tierra o por lo menos no debemos esperarla pues es de Dios de quien al final de los tiempos seremos recompensados y que las cosas buenas o malas que nos suceden al final serán para crecer en la fe y confianza en Dios.Y cómo es esto de que  Dios permite cosas malas y buenas.¿Por qué permite Dios malas cosas en nuestra vida? Pues no sabemos cuál es el pensamiento de Dios, pero lo que si hemos comprobado es que luego de pasar por una prueba crece nuestra confianza en Dios y que esa confianza en Él nos da la certeza de sabernos amados, y es el sabernos amados es la clave para entender que desde antes de nuestra existencia somos elegidos, llamados y amados. Para nosotros eso del karma, causa efecto no existe, la única causa que nos trae un efecto fue la de Cristo que muriendo en la Cruz provoco que todos los que lo acepten se salven; “para que todo el que crea en él no muera, sino que tenga vida eterna” (Juan 3, 16).Sabemos que la mano de Dios actúa siempre en nuestra vida y que en las cosas buenas o malas siempre está para que aprovechemos un bien mayor, la confianza, la fe, la fortaleza y la esperanza. A demás debemos recordar que ya hemos sido llamados, salvados, sanados y que toda la creación está a nuestros pies  y que no hay prueba del enemigo que permitida por Dios no podamos superar y salir victoriosos como dice el salmista: “¿Qué es el hombres para que te acuerdes de él, el ser humano para que de él te preocupes? Apenas un poco inferior a los ángeles lo hiciste, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el señorío de las obras de tus manos, bajo sus pies todo lo pusiste. (Salmo 8, 5-7)La promesa de Dios para ti y para mi es heredar junto con Cristo la gloria de la salvación, no a la par de Cristo sino después de Él, para eso somos llamados, para eso somos amados.

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